PALABRAS DE LA RECTORA

Estimada comunidad nolasquina:

Es innegable que esta experiencia de confinamiento nos dejó ecos, murmullos, voces, incomodidades, preocupaciones y angustias que todos compartimos de una u otra manera.

Pero no es lo único que nos dejó este tiempo separados. En esta distancia crecieron reflexiones y se validaron convicciones.

Queridos estudiantes, ustedes han sido formados para este tiempo de crisis.

Les enseñamos la serie de habilidades cognitivas, emocionales y sociales que les permitieran VER y comprender profundamente la realidad e iluminarla con la verdad.

Les ofrecimos abrir junto a ustedes, paso a paso, el regalo de la LIBERTAD, creciendo en autonomía y conciencia reflexiva de sí mismo y de los demás, para que, en momentos como esto, pudieran ELEGIR el amor, la mirada optimista de sí mismo y de los otros, la verdad y la dignidad.

Los hemos animados permanentemente a ACTUAR, a salir de sí mismos y con todos los dones y talentos que fueron desarrollando junto a sus familias y al colegio, ofrecer al mundo la maravilla de tenerlos aquí, con sus particularidades, con sus genialidades únicas, con su sello personal.

Con estos tres vitales tiempos pueden construir un proyecto de vida coherente y consecuente a la formación recibida: un proyecto de vida mercedario, basado en la confianza de ser profundamente amado por el Redentor, y en esa confianza amorosa madurar en forma sana, construyendo colaboración, acogiendo a otros y trabajando por otros.

Un proyecto de vida en el que las capacidades se cultivan para vencer las esclavitudes de los tiempos y también las personales, conduciendo la vida hacia metas claras que van constituyendo los puentes a nuestras más sentidas aspiraciones, porque la elección que hagan ahora no sólo será una carrera, un oficio, una formación de educación superior a la que optan.

Porque la libertad no se juega en elegir algo que hacer, la libertad se juega en cómo hacerlo.

Están llamados a actuar consecuentemente, a no sólo hablar de ser hombres justos, mujeres justas, hombres y mujeres de bien, a partir de ahora, tienen que actuar como tales, porque así han sido formados.

Han escuchado que hoy se cierra una etapa, y se abre otra.

Pero atentos, atentas. Las etapas, las experiencias no se abren por sí mismas, cada uno de ustedes se abre (o no se abre) a ellas, es una elección.

Cada experiencia de vida, incluido este confinamiento y pandemia, es un llamado profundo a abrirnos y acoger las voces internas y contrastarlas con los ecos de la vida. En esas voces reside el murmullo constante del Amor de Dios, que nos habla en cada acontecimiento, en cada persona y que este proyecto siempre los invitó a escuchar.

Por eso queridos estudiantes, tomen conciencia de lo que el Colegio ha construido con ustedes, en cada uno de los valores que les ha entregado y constituyen su equipamiento para el mundo, que viene dado del espíritu de San Pedro Nolasco que en su momento histórico fue capaz de ver, en medio de una profunda crisis humana, la necesidad de devolver la dignidad a muchas personas y actuar para lograrlo.

Ese es el espíritu que está cimentado en ustedes queridos jóvenes, un espíritu libre que reta y exige la liberación de los demás, que elige actuar desde el amor.

Es el espíritu de nuestro patrono el que alimentará las motivaciones que este tiempo ha madurado en ustedes, con más actitud reflexiva que

otras generaciones incluso, y que los determinará a elaborar una respuesta al mundo entero que hoy anhela cambiar.

Queridos estudiantes, que Nuestra Madre los siga amparando en su manto y que Cristo Redentor los bendiga, cada nuevo día de la vida que elijan vivir.

¡Que sea un buen año!

María Soledad Rivera Muñoz

Rectora

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